El debut de un jugador de basquetbol en la NBA suele ser un momento inolvidable. Entrar a la arena, pisar la duela, convivir con los compañeros, todo esto parece ser el sueño de muchos jóvenes. El domingo por la tarde Marshall Plumlee cumplió su meta de debutar con los Knicks de Nueva York, para eso tuvo que vivir una aventura en la selva de concreto.

La aventura de Marshall Plumlee por debutar con los Knicks

Joakim Noah no estuvo presente el domingo para el juego frente a los Hawks debido a una enfermedad, así que se comunicó con el novato de los Westchester Knicks de la D-League para invitarlo a jugar con el equipo de la NBA, en un par de horas sería el partido contra Atlanta. El único problema es que el chico Plumlee vive en White Lines y el Madison Square Garden queda, según Google Maps, a poco más de una hora de trayecto en transporte público.

De acuerdo al New York Post, Marshall tomó el tren hasta la estación Grand Central, después abordó un taxi para dirigirse al MSG, sin embargo el tráfico lo dejó varado a medio camino. Se bajó, le dio una generosa propina de $60 dólares y corrió hasta llegar a casa de los Knicks. Plumlee menciona que en el camino su teléfono recibía mensajes preguntando si ya había llegado. Cuando llegó le preguntaron que si quería calentar, a lo que contestó “ya lo hice, llegue corriendo hasta aquí”.

Al finalizar, el encuentro lo ganaron los Knicks con comodidad: 104 – 94. Marshall Plumlee vio actividad 5 minutos y consiguió un rebote. Si bien no fue el debut soñado con decenas de puntos y una volcada espectacular, la travesía por la que pasó seguro será una de las grandes historias extra cancha de la temporada.

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