Este 17 de septiembre fue el cumpleaños de uno de mis ídolos, Rasheed Wallace. Siempre fui un fan muy cabrón de todo su juego. Era un 4 que se rifaba el físico en el área pero tranquilamente podía salirse a tirar un triple de vez en cuando. Que defendía perrísimo y jugaba con una intensidad que pocos han llegado a igualar. Fue gracias a él, a Stackhouse y Jamison que decidí irle a North Carolina en colegial y si no fuera por mi ya elegida afición a los Lakers, hubiera ido hasta el final con ese maravilloso equipo de Portland que lo tenía a él, a Stoudamire, Smith, Pippen y Sabonis. Siempre me jodió que jugara en equipos a los que no les podía ir porque estaban intentando eliminar a los Lakers (Blazers, Pistons, Celtics).

Aparte de su juego, su actitud es algo que siempre se mencionará cuando se hable del señor Wallace. Fue él quien acuñó el término “Ball Don’t Lie” es decir, la bola no miente, que expresaba cada que le marcaban una falta que no era y el que iba a la línea fallaba el tiro. Es un tipo de justicia divina que se encargaba de reforzar siempre. Inclusive lo gritaba cuando se fallaba el libre y, siendo Rasheed Wallace, hasta logró que lo expulsaran de un partido por gritarlo.

Actualmente, Wallace tiene el récord de faltas técnicas con más de 300. También tiene el récord por más faltas técnicas en una temporada con 41, lo cual lo hacía promediar como una falta técnica cada dos partidos. Es más, llegó un punto que los árbitros lo expulsaban solo por verlos feo.

En fin, Sheed siempre será recordado tanto por su talento, sus dos campeonatos con Detroit y con Boston y por supuesto, su mecha corta y sentido del humor. La NBA siempre ha sido menos entretenida desde que se retiró. Las dos veces.

Feliz Cumpleaños, Roscoe.

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