En la década pasada fuimos testigos de grandes Finales de la NBA, algunas de ellas más dramáticas que otras, pero todas muy emocionantes. En el primer lustro, el Miami Heat de LeBron James, Chris Bosh y Ray Allen, fue uno de los equipos más dominantes al llegar a las Finales en cuatro ocasiones consecutivas, perdiendo 2 y ganando 2. Uno de los momentos más recordados de la era del Heat fue la serie del 2013 contra los Spurs de San Antonio, misma que tuvo un punto de inflexión en el sexto juego cuando todo parecía indicar que los tejanos se llevaban el título a casa.

A falta de menos de 20 segundos en el cronómetro para terminar el partido y el marcador 95-92 a favor de los Spurs, LeBron James tomó el que probablemente sería el último tiro de la noche y falló. Chris Bosh se aferró al balón y pasó el rebote a Ray Allen, que ya estaba listo para tirar un triple agónico de vida o muerte. Con todo y la marca de Tony Parker, Ray disparó un triple espectacular que obligó a un tiempo extra en el que Miami se llevó el sexto partido y un juego después se coronó por tercera ocasión en la NBA.

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