A lo largo de su carrera, Kobe Bryant trabajó muy fuerte para afinar aquellos detalles que sentía como una debilidad en su juego. Recordemos que llegó de 18 años a la NBA, saltándose la Universidad y con la presión de ser el rostro joven de una franquicia de abolengo como los Lakers. En su temporada como novato, en el ya lejano 1996-97, Kobe vivió una verdadera pesadilla en las semifinales de la Conferencia del Oeste contra el Jazz de Utah, sufriendo su primer fracaso en la NBA.

En aquella ocasión, Kobe falló en el momento de mayor tensión, cuando tenía el tiro decisivo y se quedó corto. El airball fue algo con lo que Kobe tuvo que lidiar, aprender y trabajar muy duro para que esta situación no se volviera a repetir. Después de ese momento, nada volvió a ser igual. Kobe se convirtió en un especialista de los tiros para el triunfo, consiguiendo 36 a lo largo de su carrera y anotando 7 de ellos en una misma temporada.

 

La sangre fría de Kobe en esa temporada, la 2009-2010, llevó a los Lakers a conseguir su segundo campeonato al hilo, el último de ellos, frente al eterno rival, los Celtics de Boston. Kobe también fue nombrado MVP de las Finales en la que fuera una de las mejores temporadas en toda su carrera. Fue así que Kobe Bryant pasó del airball al game winner.

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