Encontrar un jugador que esté dispuesto a pasar una vida profesional con una sola franquicia no es cosa fácil. Esta temporada 2015-16 se llevó a los últimos jugadores emblemas de la NBA. Kobe Bryant hizo de su retiro un gran festejo, Tim Duncan, como gran parte de su carrera, decidió tomar un perfil bajo y dejar la noticia para el final.
Muchos de los aficionados jóvenes del baloncesto cuya edad ronda los 20 años crecieron con la figura del número 21 de los Spurs. Es difícil imaginar a San Antonio sin Duncan, a pesar de que los problemas físicos lo aquejaban desde hace algunos años. Nunca fue un jugador que asumiera el protagonismo de forma desesperada, siempre sostuvo a cuestas a su equipo, pero a la hora del triunfo, sentía la necesidad de alejarse de los reflectores.
Se ha retirado el mejor delantero de poder, creo que esa una afirmación que muchos discutirán, pero los datos, la estadística y el cariño de la gente lo avalan. Algunos pondrán a Barkley o Malone, pero solo es por la nostalgia eterna de recordar la época dorada del baloncesto. 5 anillos de campeonato, 3 MVP’s de Las Finales y 2 en temporada regular son números que pocas veces se van a volver a repetir.
Durante esta semana, se ha comentado mucho sobre Timmy D, pero hemos olvidado un poco al artífice detrás de esta maquinaria para jugar basquetbol. Gregg Popovich vio en Duncan a un hijo, desarrolló su potencial durante 19 temporadas y juntos consiguieron 1001 victorias, un record para un dúo coach – jugador en la historia de la liga.
Al igual de Duncan, Popovich siempre ha mantenido un bajo perfil; ante esta noticia, dio una conferencia de prensa para comentar su sentir. Con voz entrecortada y un semblante triste, Popovich dijo adiós a su fiel escudero. Trató de no extenderse y solo declarar lo que muchos ya sabíamos: la maravillosa relación que tuvo con Duncan.
At his press conf today, #Spurs coach Gregg Popovich wore a Tim Duncan shirt with "impossible is potential" on it. pic.twitter.com/88ztOdcSvz
— Def Pen Hoops (@DefPenHoops) July 12, 2016
En una época donde el termino súper equipo volvió a surgir en la NBA, el romance entre Duncan, Spurs y Popovich muestra que el basquetbol es una relación de tres, que ningún contrato millonario o equipo con grandes estrellas va funcionar si no se tiene esa chispa que haga que el conjunto encienda como una maquinaria bien aceitada. Es ahí donde radica la belleza del deporte, en observar como un grupo de atletas con una buena dirección pueden lograr cosas extraordinarias y que es a base de esfuerzo, humildad y disciplina como llegan los campeonatos, no con billetazos.
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