Por Gabe Martin

Octubre es el mes de las lunas llenas, tardes de colores increíbles, clima agradable y de hojas secas que tapizan el suelo; para mi gusto, es la mejor época del año. Pero no solo por eso, sino porque cuando empezaron a realizarse los juegos de la NBA en México eran de pretemporada y se celebraban en ese mes. Y fue precisamente el 24 de octubre de 1993 cuando recibimos con los brazos abiertos a dos de los equipos más importantes de la liga en aquel tiempo: los Knicks de Nueva York, que tenían en sus filas al jamaiquino Patrick Ewing (quien había formado parte del Dream Team en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992), Charles Oakley, Doc Rivers, Tony Campbell y John Starks, dirigidos por el entonces coach Pat Riley, quien ya había conseguido 3 anillos de campeón con los Lakers de Los Ángeles en la década de los 80.

Rockets vs Knicks, una final NBA en la Ciudad de México

Por su parte, los Rockets de Houston venían liderados por Hakeem Olajuwon, el venezolano Carl Herrera, Robert Horry, Otis Thorpy, entre otros.

Viva Basquet tuvo la exclusiva y platicó con algunos jugadores de los Knicks después del juego, lo cual fue una verdadera odisea, ya que en ese entonces conseguir una entrevista (y en los vestidores) era prácticamente imposible… ¡pero no para VB! Así que fuimos el único medio en tener acceso.  Primero, he de confesarles la emoción que sentí cuando tuve enfrente de mí a Pat Riley, un coach que admiraba desde que empecé a verlo a través de la TV cuando dirigía a los Lakers y quien imponía por su impecable presencia.

Rockets vs Knicks, una final NBA en la Ciudad de México

Después de atender a los medios que estábamos en ese momento, amablemente contestó las preguntas que le hice y entre otras cosas, nos contó que le encanta México, su cultura y su comida. Posteriormente, me dirigí al interior de los vestidores en donde los jugadores se estaban alistando para viajar de regreso a la Gran Manzana, así que entre nervios, prisas y toallas, logré acercarme al gigante de 2.13 m, Patrick Ewing, quien aceptó la entrevista solo por cortesía; después seguí con Tony Campbell; ambos coincidieron en que el público mexicano es muy cálido y sabe disfrutar el basquetbol. Por último, platiqué con el guardia número 3, John Starks, quien no solo contestó de buena gana lo que le preguntaba, sino que les pidió tiempo a sus compañeros para atender la entrevista, cuando le gritaban desde el pasillo: ¡“John, se nos hace tarde para ir al aeropuerto”!  Nos despedimos de él, pero antes les mandó un mensaje a todos los lectores de nuestra revista… Un tipazo.

Dice una canción que veinte años no es nada, y a 25 años de ese espectacular juego, los que somos noventeros, recordamos con emoción esa noche de otoño en la que fuimos testigos de la final adelantada de la temporada 1993-1994, y que al decir de los jugadores que entrevistamos, también disfrutaron mucho, sobre todo por los aficionados que se entregaron haciéndolos sentir como en casa.

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