No es fácil la situación que vive el basquetbol mexicano a nivel directivo, la salida de Xóchitl Lagarda de la presidencia de Ademeba solo confirma que la lucha de intereses que han acompañado a nuestro basquetbol en los últimos años parece no tener fin y no se trata de tomar partido, porque a lo largo de los años nos han demostrado que en cualquier momento los personajes pueden cambiar de rol y pasar de villanos a víctimas o viceversa, al final el que siempre sale perdiendo es el basquetbol.

Ahora comenzará una nueva etapa, seguramente se levantará la sanción que FIBA impuso a México y se podrá jugar en la próxima venta para la clasificación a la Americup, sin embargo, hay mucho trabajo y dudas por resolver como por ejemplo el tema de la Selección Mexicana. ¿Seguirá Sergio Molina al frente del equipo? ¿Qué pasará con Enrique Zuñiga y Horacio Llamas quienes trabajaron de cerca con la pasada administración? ¿Se buscará el dialogo con la naciente Asociación Mexicana de Entrenadores de Basquetbol? Y por supuesto, un tema importante es conocer al sucesor de Lagarda en la presidencia de Ademeba.

La apuesta no les resultó y ahora comienza un nuevo capítulo para la historia de nuestro castigado basquetbol que sigue esperando el momento en el que todos los involucrados se pongan de acuerdo, sean transparentes y se olviden de las revanchas y los grupos. Apoyar a los niños y jóvenes, a los entrenadores, árbitros y desarrollar programas de trabajo a corto y mediano plazo con resultados medibles y transparentes sería un buen comienzo, de lo contrario seguiremos navegando entre promesas y proyectos truncos que en nada han beneficiado a este deporte.

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