Su lesión fue un golpe que pegó en el ánimo no solo de los Cavaliers, sino de mucha gente en el mundo del basquetbol que lamentó que Ricky Rubio tuviera que alejarse nuevamente cuando pasaba por un gran momento. Pero el español mira al futuro con optimismo y deja claras cuáles serán algunas de sus prioridades.

Rubio fue entrevistado por el diario La Vanguardia. En esa charla con el periodista Joan José Pallâs, el todavía jugador de los Cavs, habló de varios temas, uno de ellos la lesión que lo dejó fuera de la temporada, situación que después de pasar el trago amargo, toma de una mejor manera.

«Habrá que acostumbrar al cuerpo y a la mente a otras rutinas, pero mi motivación es increíble. El reto ha cambiado y lo acepta con entusiasmo. Me lo planteo como si me hubieran dado un año para crecer como persona y como jugador, para salir más fuerte. Me duró un día el lamento. Me he lesionado, qué se le va a hacer. Yo me quejo de 300 días y Klay Thompson ha estado más de 900 de baja. Ha vuelto con una sonrisa.»

Fue algo de lo que comentó sobre el tema de su lesión y la larga recuperación por la que tendrá que pasar.


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Rubio y su futuro…

Ricky no podrá estar en el Eurobasket 2022, pero buscará apoyar a la Selección Española en otras funciones. En la charla, el ex del Barcelona y Joventut, no ocultó su deseo por regresar en algún momento a jugar en su tierra y seguir los pasos de los Gasol o incluso jugar al lado de Marc, si le alcanza el tiempo a ambos.

«Me gustaría mucho volver a España. Sin duda sería en el Barcelona o el Joventut, pero falta mucho. Admiro mucho a Marc. Eso de volver y no importar dónde jugar, sino en un proyecto en el que creer y a una ciudad que le ama tanto».

Ricky dejó también una reflexión importante en cuanto a su futuro. Ha tenido una carrera donde la estabilidad no ha sido muy constante y eso cambia con su nuevo papel como padre de familia y por supuesto, sus prioridades cambiarán, incluida la NBA:

«Cuando mi hijo comience la escuela, la NBA no valdrá la pena. Tendré que volver, no quiero que se maree de un lado a otro cuando tenga seis años, en la edad de empezar a hacer amigos. Lo comentamos con mi mujer y lo tenemos muy claro. Llegará un momento en que el baloncesto no será la prioridad».

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