Dicen por ahí que si algo te funciona no debes cambiarlo. Y los Diablos Rojos del México lo saben muy bien. Primero con el béisbol, y ahora con el básquetbol. Entérate de cómo se vive el asistir a un partido de basquet del equipo de la capital de la República dentro de la temporada 2024 de la Liga Nacional de Baloncesto Profesional.

Diablos en la ciudad

Todo se alineó el pasado sábado para los Diablos Rojos y para los fanáticos que llenaron más de la mitad del gimnasio olímpico Juan de la Barrera.

El equipo local le pegó un baile al rival, Correcaminos UAT Victoria, al son del clásico “Vamos diablos, Vamos diablos” que se adorna con aplausos entre medio de la porra, de la grada, que alentaban y festejaban al ritmo de una cerveza, de unas palomitas, o de un refresco y papas para los más pequeños que adquieren recién el gusto por el basquet.

El show de Rocco

Para toda orquesta existe un director. En este caso, la mascota de Diablos, Rocco, dirigía a la ‘Nación Escarlata’ para cantar, hacer la ola, gritar o incluso pararse de sus asientos. Saludaba a todos los asistentes a nivel de cancha como si de sus amigos de toda la vida se tratara. Hasta retó a un concurso de baile a un adolescente durante un tiempo muerto del conjunto local.

Un lobo gris, musculoso, con un jersey del equipo y un 00 en la espalda. Una cadena en el cuello, y el toque final, una cola y cuernos rojos, evidentemente, de diablo. Así se caracteriza el personaje que lleva el ritmo de la fiesta durante los 40 minutos del partido.

En el entretiempo, donde Diablos estaba arriba en el marcador 44-32, se organizó un concurso de tiros de media cancha entre algunos espectadores del partido, donde el premio era llevarse un reloj, una gorra, y un balón autografiado por la estrella de los Diablos Rojos de béisbol, Robinson Canó. Y sí, Rocco también participó. Aunque al final nadie terminó por llevarse el premio.

 

Incluso, poco le importó a la gente que en el inicio de la segunda mitad, el encuentro se detuviera por más de siete minutos por un problema en el reloj de posesión, ya que Rocco comenzó a lanzar un balón de baloncesto enorme, de plástico y con aire adentro, que la grada se pasaba de lado a lado como vóleibol mientras en la cancha solucionaban el inconveniente.

En fin, los Diablos jugaron un gran básquetbol, consiguieron una aplastante victoria, 95-72 sobre el Corre en el segundo juego de la serie y aún así, las estrellas del partido ni siquiera jugaron. ¿Ya se imaginan quiénes? Justamente, Rocco y la escandalosa afición.

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