Muchos pensamos que con el tiempo los jugadores van adquiriendo madurez, que con el pasar de los años y gracias a la experiencia acumulada pueden sortear los diferentes obstáculos y situaciones que se presentan en su carrera. Pero eso es solo una idea, porque en realidad hay ejemplos claros de que eso no siempre se cumple y los podemos encontrar fácilmente. Las miradas apuntan hacia la Gran Manzana y es que Carmelo Anthony sigue dando muestras de esa inmadurez que en ocasiones no le ha permitido consolidarse entre las grandes figuras de la NBA.

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En particular hay dos situaciones que han despertado la inquietud en los aficionados de los Knicks. La primera, Melo confiesa que prefirió no operarse el hombro  izquierdo, el cual se lastimó en la recta final de la temporada pasada, durante los playoffs la lesión se agravó y eso mermó su rendimiento. Durante el verano, la estrella de los Knicks optó por un tratamiento intenso para tratar de solucionar sus dolencias. Si Melo se hubiera operado tan pronto terminó la campaña, la recuperación hubiera tardado entre cuatro o cinco meses, se habría perdido el inicio de la campaña pero es muy probable que su hombro quedara al 100%. Con su decisión, el riesgo está latente, en cualquier momento el hombro puede darle problemas de nuevo y esta situación podrá minar su confianza y rendimiento, además de que su ausencia afectaría al equipo.

La otra igual de polémica es el hecho de declarar en plena pretemporada al New York Observer, que al final de la campaña será agente libre por el simple hecho de probar la situación: tener contacto con los gerentes, entrar en negociaciones y todo lo que vive un agente libre. El coach Mike Woodson fue contundente: Lo queremos enfocado en esta temporada. Al darse cuenta de lo que provocaron sus declaraciones, Melo trató de suavizar las cosas diciendo que no tenía pensado ir a ningún otro equipo y que su mente estaba en New York. El daño estaba hecho y las especulaciones a la orden del día con un Carmelo vestido de purpura y amarillo jugando al lado de Kobe Bryant en LA.

El sentimiento de varios aficionados es que Carmelo Anthony se ha equivocado, que ha puesto sus intereses personales por encima de los del equipo. Pero seamos sinceros, en una organización como los Knicks, esto no extraña, a veces son los jugadores, a veces la gerencia y otras más ha sido el coach. Las víctimas no cambian, son los aficionados que siguen anhelando jugadores comprometidos, entregados, que den todo por portar ese jersey, una gerencia inteligente con dirección eficaz desde la oficina y un coach que los lleve a las grandes alturas. En julio veremos el desenlace de este nuevo Melo-Drama, pero la verdad es que hoy a la relación entre Anthony y los Knicks no le vemos un futuro muy claro.

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