Por Alejandro Olvera

Fue uno de los días más importantes en la historia de la franquicia del Miami Heat, la noticia se confirmaba. Shaquille O´Neal dejaba a los Lakers para unirse al conjunto de Miami. En las palabras de Pat Riley se reflejaba la ilusión de toda una afición que ha carecido de títulos, pero sobre todo de un ídolo con quien identificarse.

 “Hoy los Miami Heat dan un paso gigantesco en nuestra continua búsqueda de un título de la NBA para la ciudad de Miami y su franquicia”

Afirmó Pat Riley, presidente de los Heat.

“Todo ha sido siempre con la intención de ganar un campeonato. Creemos que hemos recibido al mejor jugador de la NBA. Siento una gran tristeza y tengo una deuda de gratitud con Brian, Lamar y Caron, porque han sido personas que han entregado mucho a nuestra organización y la ciudad de Miami. Es muy doloroso para mí su partida y simplemente les deseo lo mejor. Sin embargo, no son muchas las oportunidades en las cuales se puede recibir al mejor jugador en la liga y eso es lo que siento luego de esta transferencia”

Así se concretaba el cambio en el que los Lakers mandaban al jugador más dominante de la liga y con el cual lograron tres títulos de la NBA a cambio de Brian Grant, Lamar Odom y Caron Butler.

Desató la locura

Tan pronto se confirmó la noticia, los aficionados del Heat comenzaron a celebrar el hecho de tener en sus filas a un futuro miembro del Salón de la Fama y a uno de los mejores centros de toda la historia de la liga. Pero el show apenas comenzaba. El día de la presentación ante los medios y los aficionados de Miami fue todo un acontecimiento digno de una súperestrella de la NBA. En medio de un impresionante operativo de seguridad y a bordo de un tráiler tapizado con su imagen, Shaq hizo su arribo a la que será desde ahora su nueva casa. Cientos de aficionados se dieron cita para vitorear el nuevo número 32 del Heat. En su recorrido por la “alfombra roja” el llamado “Diesel” se dio tiempo para repartir sonrisas y sobretodo, para llenar de ilusiones a los aficionados que desde ahora sueñan con un campeonato.

Fragmento de Bienvenido a Miami Año 13, número 122. Agosto 2004

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