Hace más de dos décadas, muchos de nosotros fuimos testigos de uno de los grandes partidos en la carrera de Su Majestad, más allá de los números que pudo anotar esa noche en las Finales contra el Jazz de Utah, se recordarán por siempre las condiciones en las que Michael Jordan guió a los Bulls a la victoria.

La noche inolvidable en Utah

Aquella noche, MJ, llegó disminuido físicamente, las teorías han sido varias, desde que algo le cayó mal en la cena, una posible intoxicación por una pizza en mal estado hasta los rumores de que se trataba de malestares provocados por una buena fiesta.

Lo único cierto es que Jordan demostró su grandeza pues a pesar de no estar al cien por ciento, se echó al equipo al hombro, finalizó con 38 puntos, siete rebotes y cinco asistencias y se dio el lujo de encestar un crucial triple que evitó que el Jazz tomara ventaja en la serie, así que los Bulls regresaron a Chicago con la ventaja de 3-2, ya conocen el final de la historia.

El 11 de junio de 1997, es recordado como el Flu Game, la imagen de Jordan recostado en Scottie Pippen es algo que nunca se olvidará.

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