Pasaron más de 10 años desde la construcción del Staples Center para que uno de los inquilinos de ese edificio, proclamara parte de su propiedad, aunque a decir verdad, no tenía argumentos para hacerlo.

Pero la llegada de Blake Griffin, aunque oficialmente se demoró un año, empezó a marcar en 2010 el resurgimiento de una de las franquicias más perdedoras por excelencia de la NBA: los Clippers de Los Ángeles.

Un equipo espectacular al que poco a poco se fueron añadiendo piezas clave como Chris Paul, DeAndre Jordan, entre otros, iba a la alza, acaparando la atención noche tras noche con jugadas espectaculares y que se anidaban en los Top 10 de los noticieros.  En contraste con un equipo que gradualmente fue perdiendo peso y que pasó a segundo término en Los Ángeles, como los Lakers, quienes además se iban quedando sin argumentos para contender en la NBA de la manera en la que estaban habituados.

Y llegó el día en que los Clippers hicieron una declaración: esta también es nuestra arena y la vamos a hacer sentir nuestra casa, en nuestros juegos de local, serán nuestras noches y nuestros dominios. El nuevo y flamante entrenador de los Clippers, Doc Rivers, ha llegado a esta organización con la encomienda de apuntalar y mejorar el trabajo que iniciara su predecesor, Vinny del Negro, su meta es que el equipo conquiste un título de la NBA, algo que ya ha logrado, cuando en 2008 guió a los Celtics de Boston a un campeonato de la Liga.

Un paso importante es darle una identidad propia a su propia arena y ello implica borrar rastro de sus archirivales de la ciudad y su laureada historia, que se traduce en camisetas de jugadores legendarios retiradas y banderines como recordatorio de cómo perdura la gloria y el éxito de campeonatos a través de estos simbólicos objetos que cuelgan del techo del Staples.

Mientras los Clippers sean el equipo de casa, nada de esa gloria en dorado y púrpura será visible, absolutamente nada. Todo lo que habrá en las noches de los Clipps en casa, serán distintivos en azul y rojo, sin más.

Esta movida causó molestia en algunos elementos de los Lakers, como el ex Clipper, Nick Young, quien dice que nada le da derecho a Doc Rivers a hacer eso, pues le parecía irrespetuoso. Ahora, no todos dentro de los Lakers comparten la misma opinión. Steve Nash, ex MVP de la Liga, dijo que estaban en su derecho, en su noche, era su arena y que cualquiera haría eso, todo lo posible por sentirse como en casa.

Doc dijo que no era irrespetuoso, simple y sencillamente se trataba de hacerse sentir como el equipo de casa en los noches que les tocara cumplir ese rol. Sinceramente, no se ve al menos cómo este año, los Lakers, por irónico que esto suene, destronen a los Clippers como el equipo por excelencia en Los Ángeles, un argumento que les permite darle identidad propia al Staples Center cuando sea sólo suyo.

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