La continuidad es una palabra que al parecer no existe en el basquetbol mexicano, está por comenzar un nuevo proceso para la Selección Nacional varonil, el cual llega en medio de un desorden a nivel directivo, no hay claridad, no parece haber rumbo y lo único que tenemos claro es que de nuevo, los jugadores y entrenadores son los que saldrán a dar la cara para tratar de salvar los errores que se comenten fuera de la duela.

En esta ocasión es Omar Quintero a quien recurren para salvar el compromiso de los últimos dos juegos en las eliminatorias de la Americup. Junto a Omar, regresa Gustavo Ayón quien encabezará un equipo armado al vapor, con cero preparación, pero que estamos seguros, dejará todo en la cancha como regularmente lo hacen los jugadores y jugadoras de México, acostumbrados a tener que lidiar con la incertidumbre, con los cambios de planes, de entrenadores y de dirigentes, aunque en realidad esto es lo que menos ha cambiado en los últimos años.

El objetivo más que sacar triunfos ante Estados Unidos y Puerto Rico es evitar una sanción mayor por parte de FIBA al basquetbol de México, ya se perdieron las chicas el premundial U18, no puede haber más daño colateral provocado por las luchas de poder que han estancado al basquetbol de México desde hace años.

Encontrar una persona que en verdad lograra ese cambio que todo el basquetbol de México añora es el sueño, una Federación que sea la que arrope a todos los sectores, el profesional, el estudiantil, las categorías de desarrollo y por supuesto las selecciones nacionales. Parece un verdadero sueño inalcanzable, pero la esperanza muere al último y ojalá el basquetbol mexicano pueda tener la oportunidad de cumplirlo.

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Fiba

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